…por ejemplo acabo de ver un pato que nadaba en uno de los lagos del Bois de Boulogne, y era de una hermosura tan maravillosa que no pude menos que ponerme en cuclillas junto al lago y quedarme no sé cuánto tiempo mirando su hermosura, la alegría petulante de sus ojos, esa doble línea delicada que corta su pecho en el agua del lago y que se va abriendo hasta perderse en la distancia. Mi entusiasmo no nace solamente del pato, es algo que el pato cuaja de golpe, porque a veces puede ser una hoja seca que se balancea en el borde de un banco, o una grúa anaranjada, enormísima y delicada contra el cielo azul de la tarde …
Julio Cortázar
Por aquí, es habitual encontrar esa imagen, zapatos anudados y enredados en cables. Nunca he sabido muy bien a qué obedece esa práctica.
ResponderEliminarUn beso, Betina
Ah, mirá, pensé que el fenómeno de las zapatillas colgantes era algo bien local... Hay muchas teorías al respecto, en esta nota se cuentan algunas: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/no/12-921-2003-11-02.html
EliminarBesos, Carmela.
Querida Betina: vengo a elogiarle su talento para obtener fotos casuales si me promete que algún día comentará al menos con un hipido mi blog de fotos.
ResponderEliminarLeí la pesada nota del 2003 sobre tan importante ítem.
Pero no crea en los periodistas, fabuladores sistemátivos, mejor vea con sus ojos de Vartan lo que HAY, AY..!!! en este mundo perdido de Dior...., no busque alfabetos en la ignorancia....., es que esas cosas no son más que lo que son: zapatillas viejas colgadas de un cable... Champollion habría pasado de largo....¿y Ud., mi Betina, es MENOS que Champollion...?
Querido coco, le prometo ir a comentar su blog de fotos, el día que lo tenga. A cambio, lo eximo a usted de venir a malgastar su tiempo en visiones y/o lecturas fútiles, ¡habiendo tanto Chejov por releer!
EliminarPor cierto, saludos a Monsieur Champollion