…por ejemplo acabo de ver un pato que nadaba en uno de los lagos del Bois de Boulogne, y era de una hermosura tan maravillosa que no pude menos que ponerme en cuclillas junto al lago y quedarme no sé cuánto tiempo mirando su hermosura, la alegría petulante de sus ojos, esa doble línea delicada que corta su pecho en el agua del lago y que se va abriendo hasta perderse en la distancia. Mi entusiasmo no nace solamente del pato, es algo que el pato cuaja de golpe, porque a veces puede ser una hoja seca que se balancea en el borde de un banco, o una grúa anaranjada, enormísima y delicada contra el cielo azul de la tarde …
Julio Cortázar
1 de julio de 2012
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Una metáfora de la finitud...
ResponderEliminarSaludos, Betina.
Sí, indudablemente. Y del ciclo de la vida: nada se pierde, todo se transforma...
EliminarSaludos, Rob
Cuando veo este tipo de escenas (gran foto, dicho sea de paso) me pregunto en qué momento se terminará. ¿Qué cosa determinará el exacto segundo en que esas viejas maderas se partan, y provoquen finalmente el reemplazo del viejo banco de plaza?
ResponderEliminarAh, mi estimado Hermes, qué buena pregunta... Si conociéramos la respuesta quizás tendríamos la llave de la inmortalidad (o, al menos, una pequeña chance de negociar con el tiempo).
ResponderEliminarUn beso
Ese banco ya está muy bajito, ya casi toca las hojas del piso con sus maderas gastadas. Me gusta!
ResponderEliminarUn beso
Es cierto; por ahí se está preparando para recostarse-o hundirse- allí, entre las hojas.
ResponderEliminarGracias, Laura
Un beso
Betina: ¿no era este un blog de arboles y hojas...?
ResponderEliminarTonce, ¿porque esta propaganda
de los politicos argentinos que tan bien conservan el pasado...?
Este es un blog de tuti cuanti, incluso de lo que su imaginación le hace ver, coquinho.
ResponderEliminarSaluti
ps: ¿cómo que no lo invité a mi nueva casa?... oportunamente, en la Luna dejé invitaciones para todos (lamentablemente no quedó ni un scon, pero capaz un té todavía puedo servirle :)